Los catarros son la causa número uno de las visitas al médico y del absentismo ya sea escolar o laboral. Se estima que la mayoría de los adultos sufrimos de 1 a 4 resfriados al año, de media.
Por otra parte, a medida que bajan las temperaturas comenzamos a pasar más tiempo dentro de casa y menos tiempo al sol. Esto da lugar a un descenso en nuestras reservas de vitamina D y comenzamos a ser más aptos para el contagio de virus de unos a otros. Ello no significa que estos virus oportunistas aparezcan mágicamente en ciertas épocas del año; viven y están a nuestro alrededor, de hecho convivimos con múltiples clases de microorganismos y todos ellos se mantienen a raya hasta el momento en que nos vemos más debilitados y sensibles. Es nuestra capacidad de defendernos en realidad, la que cambia con las estaciones.
Y ¿cómo se van debilitando nuestras defensas?. Aunque el origen es diverso, el hecho de tener nuestro sistema inmunológico debilitado, suele provenir de una o varias de las siguientes razones:
- Deficiencia de vitamina D
- Exceso de azúcar blanca o harinas en substitución de comidas frescas y nutritivas
- No disfrutar de un sueño reparador o no dormir suficientes horas
- No hacer nada de ejercicio
- Acúmulo y manejo inadecuado de estrés diario
La vitamina D es un agente que produce de 200 a 300 péptidos antimicrobianos diferentes en el cuerpo capaces de mantener a raya a bacterias, hongos y virus. La mejor fuente de vitamina D es la exposición directa al sol, pero muchos de nosotros no tenemos la posibilidad de dar paseos al sol durante el invierno, con lo cual, nuestras opciones se ven reducidas a aumentar el consumo directo de vitamina D a través de la alimentación (leche, yema de huevo, aceites presentes en el pescado azul, salmón y algunas setas) o tomándola en suplementos vitamínicos.
Siendo poco extremista, creo en las elecciones saludables como hábito de vida, pero también en poder disfrutar de la vida celebrando con algún exceso de vez en cuando. Dicho esto, cuando inevitablemente sintamos alguno de los síntomas originados por alguno de estos seres invisibles, podemos echar mano de suplementos naturales que pueden ayudarnos a frenar el progreso de las gripes y resfriados, sobre todo, si lo hacemos desde los primeros síntomas:
Vitamina C: un potente antioxidante. Utiliza las fuentes naturales como la acerola y zumos de naranja y otras frutas o vegetales de color rojo.
Própolis: una resina producida por las abejas y uno de los agentes antimicrobianos de mayor espectro en el mundo. También es una fuente de ácido caféico y apigenina, 2 componentes que aumentan nuestra respuesta immune.
Equinácea: sustancia capaz de ayudarte a recuperarte de los resfriados y los catarros menores rápidamente. La equinácea fue el remedio número uno para los resfriados y las gripes en Estados Unidos hasta que fue desplazada por los antibióticos. Irónicamente, los antibióticos no son efectivos para los resfriados, mientras la equinácea parece ofrecer ayuda real. La equinácea permanece como el remedio principal para las infecciones respiratorias en Alemania, donde se expiden más de 1.3 millones de recetas cada año.
No todos estos compuestos tienen la misma eficacia, todo depende de su origen y elaboración. Por ello, echa siempre mano de tu ayuda experta o consúltanos.
Lo dicho ¡buen control de tu salud para este invierno!
2 comentarios:
Gracias Maria por tan interesante información cientifica. Yo afortunadamente estoy bastante bien en estadisticas de resfriados, etc
Sin embargo tenemos en casa, otra situación distinta, ya te contaré fuera de antena!
Felicidades por tu perseverancia.
Siempre lleváis ventaja los de zonas mediterráneas :)
besos!
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