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16 de junio de 2010

Escuchar la enfermedad en los niños

Ayer leía un artículo muy interesante respecto a en que manera podemos estar entendiendo las necesidades de nuestros hijos cuando nos reclaman de forma insistente o cuando enferman.

Solemos tener una concepción negativa de la enfermedad, pero más allá de considerarla una enemiga y luchar contra ella, habría que aprender también a escuchar esa información valiosa que nos puede transmitir. Los síntomas tienen un lenguaje. Así, la especialista en Crianza Laura Gutman se pregunta: ¿Qué diferencia hay entre resfriado y tristeza? ¿nervios o úlcera? ¿dolencia y soledad...?.

Combatir la enfermedad es una oportunidad para conocernos mejor, reflexionar sobre los mensajes que nos está enviando nuestro propio cuerpo de nuestro ritmo vital, rutina, alimentación, etc. Y esto es así incluso cuando no se trata de nosotros mismos, sino de nuestros hijos pequeños.

Los niños manifiestan la falta de armonía de diversas formas y quieren llamar la atención sobre los mayores y manifestar necesidades específicas. Existen unas pautas que nos ofrece Gutman para esta investigación:

Piensa si las necesidades básicas del niño han sido cubiertas y comienza por tí.

  1. Examina tu estado emocional. En ocasiones la sombra de la madre refleja sus propias experiencias en los niños. Revisa tus mecanismos de sabotaje emocional. Con una ayuda de terapia externa podemos meditar, encontrar técnicas corporales, etc. que nos aclaren lo que nos puede mostrar esa enfermedad.
  2. Repara en los síntomas. Los resfriados, otitis, anginas por ejemplo, pueden estar relacionados con el agobio. Es una manera de decir basta, una manera aceptable de llorar. Visto así no es nada malo pasar una gripe de vez en cuando. Si no somos conscientes de nuestra angustia ese sentimiento puede ser expresado por el niño de maneras diversas.
  3. Observa tu contacto. En este sentido, la alergia por ejemplo es la manifestación del rechazo a la agresividad. Los niños pequeños suelen sufrir alergias respiratorias, de la piel, que pueden reflejar dolor por falta de contacto. Hay bebés que al no ser suficientemente acariciados pueden reclamar así esa atención. En otros casos también habría que preguntarse como vivimos nosotros el contacto físico con los demás, el contacto con nuestros sentimientos.

Además de entender las enfermedades de los niños en el plano físico es importante que nos planteemos ciertas preguntas personales utilizando un lenguaje análogo, el psicosomático. De este modo apoyaremos mejor a los niños y nos ayudaremos a nosotros mism@s a desarrollar con gratitud la oportunidad de participar en su crecimiento.


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