Día a día en mis sesiones encuentro personas estresadas. Se trata de un estrés en el que no hay que defenderse como nuestros
antepasados. No huyen de ningún animal que los aceche ni necesitan salir
corriendo, pero internamente se sigue activando en ellos esa sensación de huida o
parálisis.
Y es que, ¿somos
verdaderamente conscientes de cómo el estrés puede afectar a nuestra vida y robarnos la salud?
El estrés mantenido en el tiempo roba energía vital. Esta falta de energía hace que las células del cuerpo se debiliten y también
el sistema inmune, que al no tener suficiente energía no puede cumplir con el
trabajo de protegernos, eliminar células muertas y toxinas, que pueden ocasionar enfermedades inflamatorias e incluso tumores.
El estrés también puede tensionar el sistema nervioso generando
contracciones del estómago y dificultando la digestión de la comida. Además
afecta a la respiración. Al no respirar bien y profundamente el cuerpo no
recibe suficiente oxigeno produciendo daños en las células al faltar nutrientes y deshidratándose.
Esto es lo que opina Gisella Torrella, educadora salud del Instituto de Salud Hippocrates, que además define 3 tipos de estrés, que
pueden aparecer solos o combinados:
- Estrés mental en el que se acumulan imágenes, sonidos y pensamientos perturbadores en la mente. Esta forma de pensar puede desbordar a la persona al generar una serie de temores o fobias, e influir en su memoria, atención y toma de decisiones deteriorando su rendimiento.
- Estrés físico. Actividades físicas que llevan a la fatiga, como no dormir bien, tener malos hábitos de alimentación, malnutrición, trabajar bajo presión, estar expuesto a tóxicos como aditivos, cafeína, nicotina, contaminación atmosférica, etc. Además este tipo de estrés aumenta los hábitos no saludables como fumar, beber y comer en exceso, dormir poco o mal, etc.
El estrés emocional y mental continuo es silencioso y puede
originar hasta el 80% de las enfermedades.
Las emociones negativas deprimen el sistema inmune que es nuestra primera línea de defensa contra las infecciones, gérmenes y bacterias. Seguro que recuerdas esa época de estrés en la que caíste con más gripes, dolores de cabeza, contracturas o ansiedad.
Algunas de las principales emociones características del estrés son la
irritabilidad, la tristeza y el miedo. Por ello si deseas reducir el estrés y el pesimismo que conlleva, me parece fundamental conocerlas y saber
canalizarlas.
Como adultos sería bueno tomar el control, prevenir problemas de salud y cuidar de nuestras emociones. Identificar la causas del estrés y ser conscientes de cómo nos afecta para dar una respuesta saludable.
Para indagar en estos problemas la mejor forma de actuar es a través de tu propio autoconocimiento. Ahora puedes hacerlo en el taller de emociones saludables que se celebrará el próximo
22 de marzo en Madrid o en cualquiera de las charlas que se darán esta semana.
Empieza por dominar tus emociones y libera el estrés de tu vida!.
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