A veces nos desconectamos durante tanto tiempo de nuestro cuerpo, bien con entretenimientos o distraídos en otros asuntos, que no nos hacemos idea del impacto que puede tener en nuestra salud.
Recuerdo muchas noches en las que me acostaba con el móvil en la
mano y a pesar de que ya percibía la pantalla un poco borrosa
y se me caían los ojos, persistía en no mover mi cuello y seguía enganchada evitando escuchar mi dolor.
Hemos aprendido muchas formas inconscientes de huir de
nosotros mismos, nos hemos habituado a ignorarnos
y perdemos la oportunidad de tomar
acciones que nos ayudarían a sentirnos mejor.
Gracias a Dios la intuición, nuestra voz interior está siempre ahí para apoyarnos cuando nos sentimos mal. Los síntomas físicos son solo una forma que utiliza el cuerpo para hablarnos, pero existen otras vías en las podría estar avisándonos de algo importante.
¿Qué puedes hacer para
conectar con esta guía interior y traducir la información que quiere mostrarte?
Estos son algunos aspectos que puedes ir examinando:
Estos son algunos aspectos que puedes ir examinando:
Sentimientos
Algunas personas lo llaman "corazonadas" o tener
"malas o buenas vibraciones". Quizá no puedas saber que sensación tienes en tu
interior ya que puede tratarse de algo vago como sentirte un poco incómodo, no estar al cien por cien, un sentimiento extraño en tu interior. Pueden brotar cuando
estas cerca de algún familiar, algún compañero o persona conocida. Pon atención, puedes tener algo
pendiente que comentar con ella/el, o quizá te hable de un bloqueo propio en algún aspecto de tu vida. Descubre que emoción secundaria (miedo, vergüenza, disgusto) puede haber
detrás de ese sentimiento y escuchalo aunque te resulte difícil y pon manos a la obra, tu tienes las respuestas.
Emociones
Podemos equiparar los sentimientos a las emociones, sin embargo,
para algunos, tienen diferencias sutiles. Una emoción puede parecer salir de la nada, como un síntoma en tu propio cuerpo. Quizá estés
caminando por algún lugar, escuches algo que te dicen y sientas por ejemplo rabia. Aunque las emociones, al igual que los
síntomas parecen nuestras y nos adaptamos a ellas, recuerda interrogarte
cuando te sobrevengan para descubrir de que forma te pueden estar avisando de
que no estás alineado con ese bien mayor que persigues para
tu vida.
Síntomas
Podría ser cualquier sensación física como un hormigueo, escalofríos,
fatiga, un "agujero en el estómago", etc. Una de las formas más fáciles
de chequear ciertos síntomas corporales es respirar ampliamente varias veces hacia tus riñones y relajarse. Nos han educado para poner remedio e ir tirando, y quizá pasar por alto lo que verdaderamente es necesario: algún alimento específico, necesidad de re-ordenar el estilo de vida o un chequeo médico.
Pensamientos
Existen momentos en los que viene un pensamiento a la cabeza pero la realidad es que la intuición está queriendo servirnos de guía. Recuerdo a mi amiga Marisa que sufría de episodios bulímicos y juzgaba su actitud como que no podía dejar de pensar en comida aún cuando no tenía hambre física. Durante una semana de observación de sus pensamientos descubrió que tras 30 minutos de tener esos pensamientos acerca de la comida, su nivel de azúcar bajaba de forma drástica y podía necesitar ir a urgencias. En esos momentos su cuerpo se sentía tan hambriento que ninguna cantidad de alimentos le podía saciar. Un efecto muy común si llegamos a tener el azúcar excesivamente bajo en sangre, es que se produzca un gran ansia por comer, además lo haremos en exceso como manera de conseguir que se equilibren los niveles de azúcar en sangre.
Existen momentos en los que viene un pensamiento a la cabeza pero la realidad es que la intuición está queriendo servirnos de guía. Recuerdo a mi amiga Marisa que sufría de episodios bulímicos y juzgaba su actitud como que no podía dejar de pensar en comida aún cuando no tenía hambre física. Durante una semana de observación de sus pensamientos descubrió que tras 30 minutos de tener esos pensamientos acerca de la comida, su nivel de azúcar bajaba de forma drástica y podía necesitar ir a urgencias. En esos momentos su cuerpo se sentía tan hambriento que ninguna cantidad de alimentos le podía saciar. Un efecto muy común si llegamos a tener el azúcar excesivamente bajo en sangre, es que se produzca un gran ansia por comer, además lo haremos en exceso como manera de conseguir que se equilibren los niveles de azúcar en sangre.
Después de investigar los síntomas lo estaba sucediendo es que el sistema digestivo de mi
amiga no funcionaba lo suficientemente bien como para captar las señales
correctas de hambre en el momento adecuado. Su intestino delgado enviaba una
señal de saciedad cuando su estómago estaba realmente hambriento. Pero en el
estudio del caso, se dieron cuenta que su cuerpo estaba compensando esos
problemas digestivos mediante el uso de sus pensamientos para enviar el mensaje
de que "tocaba comer!". Marisa, comenzó a comer cuando pensaba en comida y funcionó muy bien hasta que su sistema digestivo pudo sanarse.
Nuestros cuerpos nos quieren! Cuando juzgamos las señales
que estamos recibiendo como "malas" o "buenas", perdemos la
oportunidad de permitir que nuestro organismo nos guíe hacia una mejor salud.
Sueños
Para algunas personas las señales vienen en los sueños.
Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, creía que los sueños golpeaban ligeramente
la mente inconsciente y quizá fuese así. En un estudio, personas con amnesia y sin ningún recuerdo consciente de su vida, tenían recuerdos de su pasado cuando
soñaban. Estudios como este han llevado a los científicos a creer que cuando soñamos,
estamos accediendo a partes de nuestro cerebro que no solemos utilizar durante la vigilia.
Si no estás seguro de que paso es el siguiente en tu vida,
pregúntate antes de acostarte y ten la intención de tener un sueño acerca de ello. Otra forma de
trabajar con los sueños es escribirlos al despertar y preguntarte qué
significado pueden tener, pero sería necesario consultar a
alguien experto ya que el lenguaje de los sueños es simbólico y puede resultar
peor guiarse por aquello que interpretamos y recordamos sin mas.
Palabras
Louise Hay, autora del libro “Usted
puede sanar su vida” e inspiradora de estas ideas, siempre ha sido una experta en interpretar las palabras y determinar como condicionan los
pensamientos y creencias personales. Después de superar un cáncer y varias enfermedades ha pasado su vida investigando la relación entre la forma en
que nos hablamos y las cosas se suceden en nuestras vidas.
Poner atención a que
nos decimos, que palabras utilizamos es otra manera de saber intuitivamente lo
que funciona o no en nuestra vida. Por ejemplo, puedes encontrarte diciendo
cosas como "Esto es muy duro para mi", "No puedo soportar
esto", "El metabolismo comienza a fallar a los 40," o
"Nunca me voy a aceptar"…
Si te estas diciendo este tipo de mensajes puede que sea el momento de revisar tu sistema de creencias y ver cómo se pueden interpretar y modificar para mejorar tu salud. Recuerda que tu cuerpo
escucha bien las palabras que te dices.
Escucharse con
curiosidad y escoger las palabras que nos decimos intencionadamente, son dos
herramientas que nos programan para el bienestar.
¿Por donde te animas
a comenzar?