Estrenamos febrero y toca hacer balance.
¿Como llevas tus objetivos de salud? ¿notas ya el cambio en tu peso, tienes una rutina de ejercicio que estás siguiendo con regularidad, has dejado de fumar?
Si la respuesta es afirmativa, ¡enhorabuena!
Superar retos es sin duda la mejor forma de alimentar la motivación y automatizar buenos hábitos.
Si tu respuesta es negativa, te puede interesar seguir leyendo este post.
El otro día me invitaron al programa de La Ventana de la Ser para hablar de objetivos de salud y de por qué tantas personas a estas alturas se ven frustradas con su lista de propósitos de año nuevo. La gente está preocupada porque no materializa sus buenas intenciones y bajo mi punto de vista, uno de los motivos principales detrás de esos fracasos es no pensar. Si, se comienza a actuar sin pensar. Pensar es valorar que has hecho antes y dibujar un plan que te garantice obtener mejores resultados en cualquier área de tu vida.
Muy pocas personas tienen recogidos sus objetivos anuales de salud por escrito y menos han realizado un plan para alcanzarlos.
Por ello en muchas ocasiones quedan aparcados tras nuestras
ocupaciones diarias.
Afortunadamente, después de leer este artículo puedes pasar a formar
parte de ese porcentaje que los consigue. Escribir nuestros objetivos y tenerlos delante a diario
nos ayudará a conseguir aquello que nos propongamos. Y un primer paso relevante es escribirlos en primera persona y en presente puesto que así involucramos a nuestro subconsciente que responde mejor a directrices que son personales, positivas y hacia adelante.
Evidentemente y como he señalado tener bien recogidos los objetivos sin un plan y una
acción detrás no nos servirá de mucho, pero es un primer paso importante
para fijar la dirección de lo que queremos conseguir.
Para continuar debemos seguir bajando al detalle y conocer que mas necesitamos para tener pequeñas metas que sirvan a nuestro plan. Entre otras cosas, vamos a asegurarnos de que cumplan con estas características y sean:
Un objetivo especifico tiene muchas más probabilidades de ser cumplido que un
objetivo genérico. Para fijar una objetivo especifico deberemos ser lo más
concretos posibles. Por ejemplo, “me pongo en forma” podría ser un objetivo
genérico, mientras que “voy al gimnasio 3 días a la semana” o “soy capaz de
correr 5 Km en menos de 30 minutos” son mucho más específicos.
Para cada objetivo establece medidas concretas para medir tu progreso.
Cuando mides tu progreso puedes analizar tu evolución, tanto a nivel del calendario
como en cuanto a la medida seleccionada y usar esa experiencia motivadora para
alcanzar dicho objetivo.
Si tu objetivo no es medible entonces, ¿cómo sabrás si lo has alcanzado?
“Bajar de peso” es un objetivo no medible, que no te permite saber si lo estás
haciendo bien; “pierdo 10 kilos” te da una medida más exacta de lo que quieres
para 2015.
- Realistas, Alcanzables y Exigentes
¿Merece
la pena perseguir imposibles? Probablemente no. Sin
embargo, los objetivos deben ser ambiciosos y realistas. Elevados y
alcanzables. Debe ser un objetivo que desees y que a la vez seas capaz de
conseguir, o que otros hayan conseguido ya. Tú eres el único que decide cuan
ambicioso quieres ser con tus objetivos, pero asegúrate que lo que te propones
represente para ti un gran avance. Un objetivo exigente puede ser más fácil de
alcanzar que un objetivo excesivamente débil o moderado, pues la exigencia aporta un factor
motivacional clave para conseguir cumplirlo.
Puede
parecer obvio pero tus objetivos deberán estar alineados con tus prioridades para el año. Recuerda céntrate
solo en las 5 principales prioridades de tu lista o estarás garantizándote el
fracaso. Quizás no es el mejor momento para comenzar a hacer ejercicio si tus
energías están depositadas en un proyecto personal que requiere todo tu tiempo,
pero si puedes empezar a ser más saludable con tu alimentación.
Un objetivo
debe de estar situado en un marco temporal. Sin este vinculo no hay sentido de
urgencia. Si quieres perder 10 kilos, ¿para cuándo quieres perderlos? “para
algún día”. Pero si lo vinculas a una referencia temporal (“antes del 31 de
mayo”, “para la boda de mi hija”), entonces ayudas a que el subconsciente
empiece a trabajar para conseguir el objetivo. Es evidente que habrá cosas que serán difícil de situar temporalmente, pero para ello desarrollaremos un plan
que nos permitirá ir siguiendo la evolución de nuestros objetivos y adaptarlos
según la realidad.
Este modelo de
establecimiento de objetivos se llama SMART (acrónimo de su versión inglesa) y sirve como ayuda a la hora de
redactar nuestro propios de manera correcta.
Algunos
ejemplos de objetivos SMART son los siguientes:
Nutrición:
Comeré 3 porciones de frutas y verduras al menos los Lunes, Martes, Jueves y
Viernes durante 2015.
Nutrición: Antes del 1
de Junio, estaré bebiendo mínimo 1 litros de agua al día durante los días de
diario. Además, beberé un vaso de agua antes de cada comida.
Ejercicio: Desde enero,
saldré a caminar durante 3 días por semana 30 minutos 3 días a la semana, bien
por la mañana pronto o al volver del trabajo.
Vida personal. Durante los 6
primeros meses del año, tendré 30 minutos para mi mismo donde apagaré el
teléfono y el ordenador. Dedicaré este tiempo a mi familia, a leer un libro o a meditar. Durante la segunda
mitad del año aumentaré el tiempo diario a 1 hora.
Decía Séneca
que “Ningún viento es favorable para el que no sabe a qué puerto va”. Fijar nuestros objetivos de manera adecuada nos
permite saber cuál es nuestra meta con claridad. ¡Ya sólo nos falta ponernos en
camino!
Si quieres andar este camino acompañado y quieres hacer de 2015 tu año más saludable,
contáctanos y descubrirás como el coaching de salud puede ayudarte a que
consigas esos objetivos que tanto mejorarían tu vida!
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