El camino más rápido para acabar con el estrés es sencillo: descubrir su causa y atajarla.
Pero hasta que seamos capaces de ello, nuestros hábitos alimenticios nos
pueden acompañar.
- ¿Cuántas veces atareado y con estrés has dejado de lado tu alimentación?
- ¿En cuantas ocasiones los dulces, la comida rápida o el café han acompañado a las situaciones mas conflictivas de tu vida?
- ¿Cómo crees que afecta todo ello a tu sistema nervioso?
Hay un hecho cierto: si deseas regular tu estrés tu cuerpo va a necesitar estar
preparado para lidiar con las emociones y sentimientos negativos que lo acompañarán.
La primera reacción ante una situación estresante se puede sentir en el cuerpo: se acelera el ritmo cardíaco , la vista se agudiza y la sangre se acumula en los músculos al tiempo que se espesa, anticipando la curación de heridas.
Está forma de reaccionar nos sirve para responder al estrés físico y suele ser pasajera. Cuando cesa el peligro, los niveles hormonales regresan a la normalidad y el sistema nervioso recobra un estado de menor alerta.
La paradoja es que nuestro estilo de vida actual nos lleva a sufrir un estrés mental sostenido que puede poner a nuestro cuerpo en alerta durante largos periodos de tiempo, meses o incluso años.
Necesidades del cuerpo bajo presión
No se conocen todos los efectos del estrés sobre las necesidades nutricionales del cuerpo, pero se sabe que bajo estas circunstancias el metabolismo del cuerpo está sometido a una gran presión.
No es de extrañar que después de una etapa mas o menos estresante, el sistema immunológico decaiga y se contraigan infecciones, catarros y bajadas de ánimo con mayor facilidad.
Y vamos con un dato interesante:
para producir adrenalina (una de las hormonas del estrés) se necesita vitamina C. Cuando los niveles de adrenalina se elevan durante largos periodos de estrés se requiere una mayor cantidad de vitamina C. Casi todos los animales pueden incrementar la síntesis de esta vitamina ante una mayor demanda. Por ejemplo, las cabras son capaces de aumentar la producción de vitamina C en un 500 %.
Sin embargo, el hombre solo puede obtener este nutriente esencial a través del alimento. Si no tomamos la cantidad necesaria de esta vitamina a través de frutas y verduras (naranjas, kiwi, frutas del bosque, pimientos, brócoli o patatas), nuestro sistema inmunológico puede decaer siendo mas fácil que enfermemos.
Por ello, cuando nos exponemos a largos periodos de estrés conviene tomar alimentos ricos en betacaroteno como verduras de color verde oscuro, zanahorias, calabaza y frutas de color amarillo y naranja.
El consumo regular de las vitaminas C y A, junto al de ácido fólico y zinc, es vital para el funcionamiento adecuado del sistema inmunitario. El ácido fólico se encuentra en las judías, las espinacas y otras verduras de hoja verde, mientras que los alimentos ricos en zinc son la carne roja, las ostras, los cangrejos, el germen de trigo, el hígado y las semillas de calabaza entre otros.
El poder de las proteínas
La necesidad de proteínas también puede aumentar en situaciones de estrés permanente. En dichas circunstancias, es muy importante incluir en nuestra dieta pescado, pollo, pavo, carne roja magra, huevos, leche o judías.
Una dieta pobre en proteínas puede reducir de forma considerable las defensas inmunitarias y la capacidad de combatir las infecciones.
El pescado azul, como el salmón, la trucha, el atún y las sardinas, resulta especialmente apropiado, ya que también proporciona grasas esenciales capaces de fluidificar la sangre. De este modo, se contrarrestan las propiedades espesantes de la adrenalina.
Recuerda: una alimentación que ayude a combatir el estrés consiste, simplemente, en una dieta sana y equilibrada en la que se seleccionan los alimentos adecuados.
El ejercicio
El ejercicio es también muy importante ya que estimula la producción de endorfinas (sustancias naturales que hacen que estemos de buen humor) y mejora la forma física.
¿Eres de los que siente estrés cuando tiene que realizar cualquier cosa?
¿Tienes identificados los desencadenantes de tu estrés?
¿Te has planteado modificar tu estilo de vida alguna vez?
La vida tiene momentos estresantes y es necesario estar alerta, pero vivir en el estrés continuo es algo que no nos podemos permitir si queremos cuidar nuestra salud.
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