Haz balance de cara al "nuevo curso". ¿Cuantos de tus propósitos de salud te gustaría alcanzar?
Tal vez uno de ellos sea el conseguir un peso saludable.
Los meses de verano nos pueden hacer pensar en mejorar y muchas personas desean bajar de peso después de los excesos, pero, todo ello puede verse como algo arduo y complejo.
Es frecuente en mis clientes
achaquen sus problemas de peso y mala relación con la comida a su poca fuerza
de voluntad. Les es más fácil desplegar esa fuerza de voluntad en algunos otros aspectos
de su vida.
Sin embargo, todos tenemos la capacidad de controlar
nuestros impulsos para dirigir nuestros pasos hacia donde verdaderamente
queremos llegar.Tener voluntad es realizar acciones concretas para lograr el
cumplimiento de aquello que deseamos. Por ello, quiero ofrecerte unas ideas básicas que pueden ayudarte a desarrollar tu fuerza de voluntad cuando
estés dispuesto a mejorar el peso:
1. MOTIVACIÓN
El elemento básico para desarrollar nuestra
fuerza de voluntad es la motivación. Cuando estamos motivados tenemos una razón
que nos ilusiona y nos da fuerzas para conseguir cualquier objetivo. Si no
estoy suficientemente motivado, no puedo llegar a ver cambios concretos y
duraderos en el tiempo. Recuerdo la experiencia con una clienta que deseaba
bajar de peso para poder entrar el vestido que le eligieron para la boda de su
hija, es solo un ejemplo. Al cabo de unos meses consiguió su objetivo; lo peor
es que cuando pasó la boda volvió a recuperar de nuevo su talla anterior.
A veces comenzamos a cuidarnos para satisfacer los deseos de
otra persona cuando realmente no sabemos lo que necesitamos o si es adecuado empezar por ahí. Al comenzar
a cambiar un hábito para por ejemplo bajar de peso, es muy importante preguntarse si
realmente se quiere lograr esa meta, si es algo genuino que nace de nosotros o
es algo impuesto de fuera que forma parte de nuestras creencias, educación, miedos, etc.
La importancia de la motivación radica en que si intentamos hacer cosas
sin la suficiente convicción tarde o temprano abandonaremos nuestro objetivo
sintiéndonos cada vez más frustrados, lo que nos hará
perder confianza en nosotros mismos.
2. TOLERANCIA A LA
FRUSTRACIÓN
Todos tenemos un “crítico
interno” que nos suele valorar duramente (“tontos, perezosos, descontrolados,
etc.”) cuando fracasamos. Ser compasivos con nosotros mismos y no etiquetarnos
por nuestros errores es fundamental a la hora de generar nuevos hábitos frente
a la comida. Cuando nos equivocamos o no llevamos el ritmo que deseamos,
podemos abandonar y no seguir adelante. Ante el desánimo y la frustración hazte
la pregunta: ¿Cómo puedo ser más compasivo conmigo misma/o, no etiquetarme e ir
aprendiendo de mis errores? ¿Cómo puedo alejarme del autocastigo y aprender a cubrir
adecuadamente mis necesidades? Esta es una clave fundamental para desarrollar
una buena autoestima y fomentar la tolerancia a la frustración.
3. RODEARNOS DE
PERSONAS QUE NOS APOYEN
Muchas veces se necesita el apoyo de los demás para arrancar. Las personas con las que
convivimos pueden transmitirnos seguridad y confianza, apoyarnos en nuestros
procesos de cambio y alentarnos a ser mejores o por el contrario obstaculizarlos. Depende de nosotros dejarnos
influenciar por personas negativas y pesimistas, o buscar apoyos saludables que nos puedan acompañar en nuestros retos de salud.
Cada individuo es responsable de su propio crecimiento y
desarrollo personal, sin embargo existen profesionales que saben como ayudar a
las personas a descubrir, potenciar y desarrollar toda su fuerza de voluntad. Algo
importantísimo, ya que es el motor de cambio que todos tenemos para
lograr ser el hombre o la mujer saludable al que realmente aspiramos a convertirnos.
¿Estas valorando cambiar algún hábito? ¿Te gustaría retomar tu estilo de vida saludable y saber como adoptar otros hábitos de alimentación para sentirte mejor?
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